La política argentina siempre ha tenido algún personaje más divertido que otro en cuanto a sus frases polémicas, una de las cuales ha venido de la mano de Aníbal Fernández, cuando años atrás afirmaba que en “Alemania había más pobres que en Argentina”. Ahora, del mismo grupo político surge la idea para salir de la crisis por la que transita nuestro país: Tomar las medidas políticas y fiscales acatadas por el actual gobierno del primer ministro portugués Antonio Costa, referente del Partido Socialista. Algunas de estas medidas incluyen el aumento del salario mínimo y un leve retorno al aumento del gasto gubernamental que permite al portugués promedio adquirir bienes y servicios, y por ese medio dinamizar el mercado interno.

Pero antes de este romance entre números del mejor desempeño económico, hay una historia anterior. Como bien describe Malamud, previo al nuevo testamento que es todo amor y entusiasmo, hay un antiguo testamento que habla de sacrificios y penas.

En la Unión Europea hay una liga informal de países a los cuales los llaman PIGS, cuya traducción es cerdos.  La razón del nombre deviene en su composición por los países menos desarrollados y fiscalmente más endebles de la Unión. Ellos son Portugal, Irlanda (e Italia), Grecia y España (Spain en inglés). He aquí en cierto modo la primera ironía, pasamos de estar mejores que Alemania, el principal motor económico europeo, a tener que seguir el camino de uno de sus cerdos para la salida de la crisis.

Hay algunos elementos fundamentales que hacen imposible la comparación entre Portugal y Argentina, más para hacer un análisis de políticas o economía comparadas. El primero se encuentra en la Unión Europea, lo que quiere decir que ve limitada su capacidad para tomar algunas medidas monetarias, los países de la Eurozona no pueden devaluar al Euro su moneda oficial, lo que ha servido como herramienta a la Argentina para salir del paso más de una vez. La segunda gran diferencia es que Portugal puede hacer circular sus bienes y servicios libremente por toda Europa sin mayores trabas, permitiéndole así aumentar sus exportaciones en plazos más breves de tiempo. La tercera diferencia radica en las facilidades financieras que otorga el Banco de Europa, sobre todo sus famosos y polémicos paquetes de salvataje. Cuarto, el Euro y la estabilidad de su moneda evita que los países que la componen sufran procesos inflacionarios.

Haciendo esas aclaraciones, vamos a ver que el camino de recuperación portugués no solo fue prolongado en los años, sino lleno de medidas problemáticas. Desde el año 2008 hasta finales del 2015 Portugal fue gobernada por el Partido Social Demócrata, aunque los mayores ajustes se hicieron con el gobierno de Passos Coelho que va del 2011 al 2015.

Hacía décadas que las arcas de Portugal eran deficitarias, y como todo proceso histórico, llega un punto donde seguir el proceso de deuda se hace insostenible. Ese punto llegó a Portugal en el 2011, cuando la Unión Europea prestó 78.000 millones de Euros para poder hacer frente a sus obligaciones estatales. Ese monto se terminaría de desembolsar a lo largo de los años, siendo en el 2014 el último de los tramos. Para el 2011 los bonos de deuda emitidos por Portugal eran considerados bonos basura por la institución financiera Moody’s.

Lo cierto es que por distintas vías bajo el gobierno de Passos se aumentó la presión impositiva, se redujo el gasto pagando menos salarios y disminuyendo un poco las inversiones en infraestructura, se dio fuertes incentivos a las empresas locales e internacionales, y se implementó un fuerte programa de flexibilización laboral. Esta combinación produjo que a partir del 2014 el desempleo empezara a descender y que por primera vez en décadas se tuviera una balanza comercial positiva. A la par el déficit se redujo de un 9,8% anual en el año 2010 a un 3% en el 2013. Por supuesto que todo esto tuvo un fuerte efecto negativo, el desempleo tuvo un pico fuerte en el 2013 con un 16,18% de la PEA, que luego de ese año empezaría a reducirse fuertemente hasta el 8% en el 2015.

En ese lapso de ajustes se recuperó la confianza del sistema financiero internacional, que cada vez daba créditos más bajos a Portugal mientras que compañías internacionales se instalaban en el país.

Así llegó el gobierno de Antonio Costa, referente del Partido Socialista. El mismo aumentó levemente el salario mínimo y el pago a los pasivos, pero aún así Portugal es uno de los países con el sueldo más bajo de toda la Unión. Por otro lado, mantuvo las reformas laborales de manera intacta y casi no modificó el déficit fiscal, hasta llegó a impulsar una progresión que le permitiría al país llegar a un superávit en el 2021/22.

Gran parte de la recuperación económica se debe no solo al aumento de las exportaciones, sino al aumento a niveles récord del turismo y la expansión de la construcción. Aunque varios analistas mantienen que estos sectores no son fuentes de ingreso estable en el largo plazo, sí reconocen el fuerte entusiasmo que reina hoy en día.

Al hablar y comparar Argentina con Portugal se puede resumir que poco tienen que ver. Ambos países se ubican en lugares geográficos distintos y eso les provee de aliados y socios políticos comerciales completamente diferentes. Pero aún así, creer que el país europeo salió de la crisis con un aumento del gasto y mayor intervención del Estado, sería contar la mitad de la historia y exagerar la otra.

Cuando se llega al extremo de tener que adoptar fuertes medidas de ajustes, se debe a que por años se arrastraron tendencias que se vuelven insostenibles. Las crisis y recesiones no llegan para irse a los pocos meses. En el caso de Portugal tomaron 5 años de medidas de austeridad algo fuertes y un leve y cuidadoso aumento del gasto a partir de ese quinto año. Creo que solo esto es lo que comparten ambos países, malas tendencias históricas y necesidad de revertirlas al menos en parte. Portugal inició su camino de ajuste mucho antes, pero por desgracia, dista de ser un ejemplo fácil para comparar.

Francisco Mazzaro

Politólogo

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